Seguramente que muchas de vosotras hayáis insistido en más de una ocasión a vuestro pequeño de un año a que se relacione con otros niños de la misma edad, no consiguiendo la respuesta deseada en él. Hoy os explicamos cómo evoluciona la relación del niño con los demás, desde los 12 meses a los 3 años.
Entre los 9 y 14 meses, nuestro pequeño comienza a interesarse por otros niños como ellos, que pasean en sus sillitas por el parque y se suben en los columpios. En el momento en el que ya empiezan a andar, alrededor de los 12 meses, se empiezan a sentir más seguros por lo que relacionarse con sus semejantes es más habitual.
El procedimiento que sigue un niño de un año al relacionarse con otro igual que él, siempre es el mismo: En primer lugar se miran a los ojos, luego se sonríen y el primero extiende la mano para tocar al otro. No obstante no le basta con tocar su mano, sino que es más interesante su cara, los ojos, la nariz… Durante esta fase, los pequeños no hacen nada cuando otro les toca de esta forma, no obstante dentro de muy poco, dejarán de consentirlo.
No obstante y pese a este primer acercamiento, aun necesitas de una persona de confianza cerca de ellos. Estar solos es algo que aun les supera y además, el otro pequeño solo le va a fascinar durante unos minutillos. Una vez agotada su curiosidad, mamá y papá volverán a ser el centro de toda su atención.
18 meses: ¡comienzan a jugar juntos!
Aunque no propiamente dicho, los peques de 18 meses comienzan a jugar juntos. Se trata de pequeños detalles como cuando un niño observa que otro de su misma edad trata de vestir a un muñeco, entonces le ofrece alguna prenda suya para que se la ponga. O un niño juega con un palo dibujando en la arena, rápidamente el otro busca otro palo y hace lo mismo, al lado del primero.
El hecho de jugar de esta manera va a implicar que estos niños sean conscientes ya de otras muchas cosas como las siguientes:
- Entienden una situación, y reconocen el objetivo de un determinado juego
- Son capaces de adjudicase un papel
- Olvidarse de papá y mamá, al menos durante un rato.
A partir de este momento podemos estar más tranquilas, por lo menos podemos permanecer reunidas charlando un poco con las demás mamás.
No debemos preocuparnos ni querer cambiarlo ya que es algo imposible: con casi dos años los juegos no son pacíficos. A pesar que veas a dos pequeños jugando felices juntos, no implica que en menos de lo que esperes, comiencen a tirarse los juguetes a la cabeza. A esta edad es normal que los niños se aprovechen sin piedad de su poder sobre los demás.
Aun ya con dos años de edad, los peques no saben todavía lo que es la empatía. Lo único que les interesa es ver el impacto de sus actos. Para tratar de controlar la situación lo mejor que podemos hacer es desviar la atención de los niños a otras actividades y jugar con ellos un rato.
Con dos años y medio la cosa cambia. Los peques se muestran satisfechos cuando son propulsores de la paz en vez de la guerra. Nos daremos cuenta de esta nueva situación cuando veamos como nuestro hijo intenta ayudar a otro a subirse en el balancín, o si él tiene frío, insistirá en que su amigo también necesita abrigo. El chiquitín ya ha aprendido a ponerse en el lugar del otro, y sabe lo que siente. No obstante las peleas no se han acabado. Los niños entre dos y tres años también se pelean, se quitan los juguetes, gritan y miden sus fuerzas. En muchos casos los adversarios tiene que ser separados por adultos para evitar más males. No obstante, pronto se reconcilian, incluso sin la necesidad de intervención de los mayores. Lo mejor de esta edad es que el rencor no existe.
Con tres años ya, los enanos admiran las hazañas de los niños mayores, y se muestran ansiosos por aprender de ellos. Dominan el lenguaje lo suficientemente bien como para poder jugar con niños de 5 años. Les fascina hacer lo que hacen y no se molestan porque ellos tengan más habilidades. Es más, aprenden mejor con más ganas de los niños mayores que de los adultos.