Hace algunos días hablábamos sobre la guardería, su primera vez, os dábamos las pautas a seguir para que su adaptación fuera perfecta. No obstante, todos los niños no son iguales ni maduran al mismo tiempo, esto supone que existan pequeños a los que les cuesta más adaptarse a la guardería.
Hoy os damos algunas claves para que podáis detectar si vuestro hijo no se ha adaptado a su nueva situación, la guardería, aunque también os diremos que la intuición de madre suele ser lo primordial, y no es frecuente que falle.
- Se muestra excesivamente dependiente de ti: Esta situación será de lo más normal durante los primeros días de la guardería. Al salir notarás que el niño se aferra más a ti o a tu pareja, esto lo hace para sentirse más seguro. No obstante, si esta circunstancia se extiende a lo largo del tiempo, si se convierte en algo excesivo como hasta el punto de no querer perderte de vista, deberemos intervenir.
- La mayoría parte del día el niño está triste. La educadora te confirma que llora con frecuencia, no solo al despedirse de ti. No juega con los demás niños y se muestra apático.
- Sufre trastornos del sueño que perduran durante varias semanas. Le cuesta conciliar el sueño y a lo largo de la noche se despierta con frecuencia. Se muestra intranquilo durante toda la noche.
- Muestra retrocesos en su desarrollo. Si estos retrocesos eventuales como volver a hacerse pis, recurrir al chupete, pedirte de nuevo la papilla o el biberón, se mantienen a lo largo de varias semanas, son claros indicadores de que hay un problema.
- Cambios importantes en el carácter. De repente se vuelve más callado, más asustadizo o más triste, o por el contrario, contesta, desobedece o tienen un mal comportamiento que hasta el momento no tenía
En el caso de que nuestro pequeño muestre una o varias de estas conductas, deberemos analizar la situación. Si estamos totalmente seguros de que la guardería que hemos elegido es la adecuada, podemos pedirle a la cuidadora que tenga un poco más de atención hacia él, al menos hasta que se normalice la situación y consiga adaptarse.
En el caso de que la guardería no sea totalmente de nuestra confianza, no estaría mal que sin avisar nos pasáramos por allí y entrásemos a ver a nuestro hijo. Si no estamos conformes con la guardería, lo mejor es que lo saquemos de allí y busquemos otro centro que nos inspire más confianza.
¿Cuál es tu experiencia con la guardería de tu hijo?