Para que un niño se sienta pleno en su día a día, es necesario ponerse unas rutinas en la vida familiar en general para que el niño inconscientemente sepa que es lo que tiene que hacer según la situación que se esté produciendo.
Los hábitos en el día a día refuerzan las costumbres del niño y hacen que vaya adquiriendo unos valores que seguirán con él el resto de su vida.
Todo empieza en la casa y si el niño está estimulado correctamente, respetando sus horas de descanso y sus hora de trabajo. Las rutinas más simples que tienes que poner a un niño empieza desde que entra por la puerta de casa después de ir a clase, según el horario, si es por la tarde sería bueno que según llegue se ponga a organizar lo que hizo en clase y revisar si tiene tareas mientras se le prepara la merienda. Si se hace eso durante años, el niño tendrá como costumbre que cada vez que llegue de clase hará la tarea junto a nosotros.
Otra de las rutinas más importantes y que muchas veces cuesta imponer en casa es el lavarse las manos antes de las comidas, lavarse los dientes después de comer, comer fruta o pescado, irse a la ducha después de volver de un entrenamiento, ordenar la mochila antes de acostarse, leer un poco… Un niño con unas rutinas adquiridas será mucho más fácil que su comportamiento diario sea mejor que un niño que hace lo que quiere en cada momento. Hay que saber ponerse serio ya que somos la autoridad para ellos y de lo que hagamos y como lo hagamos, tendremos el resultado en nuestro hijo. Somos su mayor ejemplo, para todo.