La rubeola aunque es mucho menos contagiosa que el sarampión, es especialmente peligrosa en las mujeres embarazadas ya que puede provocar un aborto y consecuencias en el desarrollo del bebé. Se contagia mediante la tos, los estornudos, y el contacto con superficies contaminadas (un vaso, pañuelos, etc). La rubeola no tiene mayor gravedad en los niños, pero sí en los adultos y especialmente en las mujeres embarazadas.
Los síntomas aparecen entre 14 y 21 días después de haber estado en contacto con la persona o la zona contaminada. El síntoma más evidente es la aparición de erupciones en la piel de color entre rojo y rosáceo. Causan incomodidad y aparecen primero en la cabeza y van bajando hasta llegar a los pies. Los otros síntomas que aparece se pueden confundir con los de un resfriado o gripe: dolor de cabeza, malestar general, dolor de garganta, mucosidad, picor en los ojos…
Al igual que para la gripe, la rubeola no tiene un tratamiento específico. Hay que acudir siempre a los servicios médicos en caso de que aparezcan estos síntomas. Allí se dará el tratamiento adecuado para aliviar y evitar los distintos síntomas. En caso de que aparezca una infección respiratoria, se tratará con antibióticos.